jueves, 6 de marzo de 2025

motorizando un Isetta de Schuco (y la camioneta a juego)

 Esta historia no comienza con un Isetta, sino con una Volkswagen pickup estática, una deliciosa pieza del fabricante Schuco, marca alemana de juguetes fundada en 1912. Hace unos meses un aficionado burgalés me pidió que se la eslotizase, cosa que hice de mil amores, con un pequeño motor cuadrado, del tipo de los que llevaban los STS (eso sí, sin el engranaje sinfín que tantos problemas daba en los citados coches de todoterreno).  Pues bien, parece ser que la VW tiene un compañerito de set que también pedía un motorcillo eléctrico, y eso sí que era una tarea complicada...

Y ahí le tienen, subido en la caja de la pickup...

Una solución mecánica sencilla

Desde debajo, sólo la guía y la corona hacen ver que no es una Schuco cualquiera

Muy simpática, pero anda muuuy poquito (vamos, igual que la real)

La pieza que imita la lona trasera se desmonta, ¡¡para colocar el Isetta!!

Cuando el BMW Isetta llegó a mis manos (originalmente el microcoche lo fabricó Iso en Italia, pero BMW lo fabricó bajo licencia), afloró en mí un sentimiento indescriptible, un acojone infinito sólo comparable a encontrarse ante la presencia de Shub Niggurath, la cabra negra de los mil retoños (cita friki para amantes de lo lovecraftiano). El delicioso cacharro estaba a exactísima escala 1/32, vamos, que era canijísimo, y lo iba a tener sumamente complicado para motorizarlo. Además estaba lleno de detalles fragilísimos (faritos, intermitentes, cristales perfectamente enrasados, piezas de fotograbado...).Estuve un tiempo pensando qué hacer, sobre todo cuando fui consciente de que el Isetta estaba hecho de resina, y de la fina, lo que le daba dos características definitorias importantes:

1. Pesaba muchísimo menos de lo que pensaba (un pelín más que si fuera de plástico), por lo que no haría falta un motor potente para moverlo y sería más difícil que volcase.

2. La resina facilitaba el trabajo de motorización respecto al diecast, pues se trabajaba mejor, pero había que tener mucho más cuidado pues cualquier error podía destrozar el modelo.

Para colmo el eje trasero extremadamente estrecho con las dos pequeñas ruedas casi tocándose complicaba sobremanera la colocación de una corona en cualquier configuración. Como soy así, quería que no se viera nada de la mecánica desde fuera y además tocar el interior lo menos posible. Mi primera idea fue montar un motor que atacara las ruedas traseras por puro contacto del piñón y el neumático o transmitiendo la fuerza con una polea.

Quiso la divina providencia que, en una visita a mi amiguete Nico, viera entre los montones de cochecitos que vende en los mercadillos una pareja de cochecitos de TCR (qué pasada), y entonces... ¡se me encendió la bombilla! ¿Sería posible utilizar un chasis de esos de H0, añadirle una guía y que entrase en el Isetta? ¿ese eje trasero con dos coronas no era poco más ancho que el eje del huevito?

Llegué a casa y comprobé con alegría que el chasis podía entrar y con pena que el eje completo era demasiado ancho, peeeero con un poco de trabajo podía estrechar las ruedas de diecast, y de paso dejar solo una corona y bloquear el giro independiente de las dos ruedas traseras (el TCR es un sistema slotless, que al cambiar de polaridad el motor embraga la rueda derecha o la izquierda, no me preguntéis cómo va eso porque nunca lo he entendido bien).

Anuncio de TCR (Ideal Toys-USA, fabricado en España por Model-Iber)

Ese sistema de embrague del TCR (chasis MK2, parece ser) quedaba totalmente inútil, pero la gran corona horizontal podía entrar debajo del asiento del modelo a motorizar, ahuecando la parte trasera de resina. No quería meterme a aserruchar (expresión típica de Carlos Reboredo) el coche sin tener muy claro lo que iba a intentar hacer, pero la fecha de entrega (Gustavoring) se acercaba y me estaba empezando a dar ansia.

Así que un sábado me lié la manta a la cabeza, desmonté el coche (el chasis del juguete va atornillado a la carrocería, un montaje muy fino) y acoplé con muchísimo cuidado el  chasis de TCR casi completo dentro, sorprendentemente fue más fácil de lo que esperaba (acabé cubierto de polvo de resina, que se mete por todas partes).

el Isetta desmontado, pintaba regular
Respecto al TCR, había desmontado las ruedas traseras eliminado una de ellas, la otra la había rebajado de ancho para montar el neumático original del juguete. Posteriormente deseché la idea a favor de una junta tórica para la que hice un rebaje torneando la llanta. La rueda de la izquierda la sustituí por un cilindro de latón casi macizo, con un hueco central de 2mm de diámetro, a base de trabajo de torneado lo dejé más o menos del mismo tamaño que la otra rueda, y le hice un canal para la junta tórica que también haría las veces de neumático. lo sujeté al eje haciendo un taladro y metiendo un prisionero de M2.
El eje trasero ya separado

La nueva llanta torneada para la ocasión ya montada (sorprendentemente el sistema funcionaba perfectamente, y además era bastante suave)

Aquí podemos ver el prisionero que sujeta la llanta, permitiendo desmontar el eje trasero 
El chasis ya andando
solucionar el resto fue bastante más fácil, aproveché el eje delantero del coche, dándole algo de holgura para que el coche fuera más bajo, y coloqué un soporte de guía que canibalicé de algún chasis 3D de los que guardo en el cajón de las sobras. Unos cables soldados a los contactos del motorcito y a la pista...

Nueva sorpresa... el coche andaba, ¡y muy bien! El voluntarioso motor aceleraba con alegría, y creo que el sistema ese raro de embrague le aportaba una suavidad bastante de agradecer en un cacharro tan alto y corto. El caso es que el Isetta se las pela por la pista, es muy divertido y no es fácil hacerle volcar.

Otro problema, y no era pequeño... el coche se había llenado de polvo blanco de la resina y no salía ni dándole con un pincel. Resolví el asunto arriesgándome a usar el compresor y el aerógrafo. Al primer golpe de aire, el polvo desapareció.
No contento con lo bien que iba todo, decidí volver a tentar a la suerte y me decidí a hacer el interior. Después de consultar a mi amigo, elegimos un conductor "civil", en este caso una señorita muy sesentera de Pink-Kar, a la que hubo que mandar a la pelu a teñir y cortar. Pinté de negro las zonas de la resina que habían quedado al aire después de la escabechina de la Dremel, y saqué el asiento, era una gran pieza que también incluía el espacio de detrás.
Vista de la carrocería, antes de repintar los rebajes

Sorprendentemente, y  a pesar de lo majo que es y de que iba a dar mucho menos trabajo, elegí a la jamelga

Peluquería y vacuformado

La pieza de resina del asiento era casi maciza, e incluía una pieza de fotograbado que simulaba un portaobjetos. Lo saqué con mucho cuidado y metí el asiento en la vacuformadora, sacando una copia que, además de pesar mucho menos, me ahorraba la penosa tarea de ahuecar la resina. En la foto anterior, a la izquierda el asiento vacuformado, después de pintar y pegar el portaequipajes. La línea gris la retoqué posteriormente, y quedó mucho mejor.
Ahora sólo quedaba montar a la conductora (costó un poco, espacio no sobraba) y disfrutar de el que, sin duda, ha sido el coche de slot más canijo que he montado en mi vida (un 600 o un Topolino son gigantes a su lado).







Espero que, de vez en cuando, su dueño lo saque a pasear, ¡¡este cochecito está hecho para rodar!!!